Excursión al Parc dels Talls

Excursión al Parc dels Talls

Un parque donde la pasada intervención humana y la naturaleza se han fusionado para crear un paisaje único

 

Excursión al Parc dels Talls

Apoyado en el pequeño núcleo urbano de Vilobì del Penedes, el parque dels Talls es un espacio de gran riqueza botánica y faunística. El camino para llegar es fácil y apto para todas las edades.

Fuera de Barcelona

Vilafranca Del Penedes

Como en pasadas excursiones a la Floresta o al Turò de les Maleses, es muy fácil salir de Barcelona para encontrarse inmerso en la naturaleza y disfrutar de sus colores, sonidos y sobre todo sus olores.

Esta vez decido dirigirme hacia un peculiar parque que me ha atraído por su curiosa historia.

Cogiendo el tren R4 desde Plaza Catalunya, en poco más de una hora llego a Vilafranca Del Penedès, municipio situado en la zona del Alto Penedès. La ciudad tiene una larga historia de comerciantes, tradición culinaria y vinícola. Especial para el típico vino espumoso catalán, el cava.

 

 

 

 

Un paisaje abierto

Como decía antes, el tren R4 me deja en la estación casi desierta de Vilafranca. A buen paso me puse en marcha siguiendo las indicaciones del mapa, que me sacan del pueblo en poco tiempo. Las casas y las calles estrechas dan paso a vistas panorámicas del campo. Mis ojos no pierden un momento en abrazarlos y respirar profundamente el aire limpio. Un clima primaveral perfecto, donde una ligera brisa refresca mi piel del calor del sol que se recupera día tras día de la hibernación.

 

Trekking!

El área plana hace que el sendero sea mucho más fácil que otras caminatas anteriores. Así que decido dejarme guiar por la curiosidad ya que en la inmensidad de los campos y espacios abiertos todo camino parece bueno para transitar.

Y es una sensación muy agradable. Camino relajado, casi sin rumbo y la sensación de mis pies arando el suelo seco y algo polvoriento sin preocupaciones es adorable. No hay picos que alcanzar ni pasos empinados a los que prestar atención, solo amplias vistas entre campos e hileras de vides. Me siento bien, el día es hermoso. Me detengo a admirar los antiguos cortijos esparcidos por la zona, mientras las nubes blancas dan tregua al sol que pega con fuerza en mi piel, en las hojas recién nacidas y en las flores recién brotadas. Tomando fotos soleadas. Un paisaje y una atmósfera de territorio sudamericano.

Sigo el camino pasando por la iglesia de San Ginesio, custodiada por unos patos y por el ayuntamiento de Pacs del Penedes. El camino polvoriento que serpentea entre los campos comienza a ascender suavemente y en una curva termina en un claro rodeado de altos muros de piedra caliza. ¡Llegué!

El parc Dels Talls

El Parc dels Talls tiene una historia particular. La zona se encuentra próxima al municipio de Vilobì del Penedés. La documentación histórica narra que Vilobì fue un centro de extracción y minería desde 1500 si no en una época aún más lejana. El clímax se alcanzó en el siglo XX debido a la gran demanda de materiales de construcción. Desafortunadamente la empresa que se formó después de 20 años de actividad tuvo que cerrar en 1993 debido a la infiltración de agua en las paredes de extracción. El inconveniente significó que la cantera fuera cerrada y abandonada, dejando espacio a la naturaleza. La peculiaridad geológica del terreno envuelve una flora de pinos, retamas y plantas propias de la zona mediterránea. Este último ha atraído en consecuencia una fauna rica en biodiversidad.

Excursión al Parc dels Talls

Mediante un censo entre 2018-2019 se registraron 379 aves pertenecientes a 33 especies diferentes, además de zorros, culebras de agua, ranas, tortugas e insectos.

Un ecosistema único en su género donde la fauna y la flora podrían proliferar una vez cesara la actividad destructiva del hombre.

Naturaleza detrás de la casa

El parque es muy bonito y visitarlo a mitad de semana significa que no está lleno de gente. El silencio solo lo rompen algunas familias y el canto de los pájaros.

Llego al borde del estanque que, a pesar de su encanto, me infunde miedo al mismo tiempo. Nunca me han gustado mucho las aguas estancadas y cerradas. Aparte de eso, el área es un oasis donde puedes relajarte y rejuvenecer tu mente. Una torre de madera, útil para la observación de aves, me da un poco de sombra donde puedo comer mi bocadillo.

Me quedo a contemplar la zona un poco más antes de retomar el camino. Esta vez sin embargo, dado el tiempo, decido tomar la ruta más corta para llegar a la estación de tren. Una larga recta de asfalto me lleva al centro de la ciudad.

Rápidamente compro el billete y, para mi sorpresa, ¡el tren llega justo a tiempo! Busco un lugar entre los vagones, dando un poco de descanso a mis pies mientras con el alma despreocupada reviso las fotos tomadas.

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Marco Pachiega.